La comunicación requiere de dos fenómenos distintos: hablar y escuchar. Por más importante que pueda ser esta distinción, se trata, en cierto sentido, de una distinción primaria., ella apunta a comprender las dos dimensiones diferentes del lenguaje.
No obstante, en la experiencia concreta de la comunicación humana, no existe el hablar y el escuchar por separado, no hay hablar sin el escuchar, ni el escuchar sin el hablar, ambas ocurren simultáneamente. Cada vez que alguien habla, hay alguien escuchando.
En la comunicación, por lo tanto, no se da el hablar sin el escuchar y viceversa. El hablar y el escuchar se integran en una unidad, a esa unidad básica de la comunicación la llamaremos una conversación.
Las conversaciones poseen estructuras generales donde lo relevante son los actos linguísticos y los compromisos que permiten la coordinacion de acciones
Una conversación, en consecuencia, es la danza que tiene lugar entre el hablar y el escuchar, y entre el escuchar y el hablar. Las conversaciones son los componentes efectivos de las interacciones lingüísticas -las unidades básicas de la comunicación.
Por lo tanto, cada vez que nos ocupamos de la comunicación humana estamos tratando, directa o indirectamente, con conversaciones.